Desecha todo temor. Nada puede dañarte aquí. Solo tú mismo. Haz aquello que temes y aprecia con orgullo esas victorias.
Concentra tu energía. Estar en todas partes es tanto como no estar en ninguna. Sé celoso de tu tiempo, porque es tu mayor tesoro.
Haz a un lado tus sueños imposibles y lleva a cabo la tarea que tienes a tu alcance, por desagradable que sea. Todos los grandes éxitos resultan de trabajar y saber esperar.
Sé paciente. Los retrasos de Dios no son negativas. Espera. Mantente firme. Ten presente que tu tesoro siempre está cerca. Lo que siembres, bueno o malo, eso será lo que coseches.
Nunca culpes a los demás por tu situación. Eres lo que eres por decisión tuya; eso es todo.
Aléjate de la compañía del quejumbroso y da más bien gracias por tus derrotas. No las sufrirías si no las necesitaras.
Aprende siempre de los demás. El que se enseña a sí mismo, tiene por maestro a un necio.
Evita la fanfarronería. Si ves en ti algo que te hincha de orgullo, obsérvate de cerca y encontrarás materia más que suficiente para humillarte.
Ama a todos, incluso a los que te repudian; el odio es un lujo que no puedes permitirte.
Busca a los menesterosos. Aprende que el que da con una mano recogerá siempre con las dos.
Consérvate en buen estado de ánimo. Por encima de todo recuerda que se necesita muy poco para llevar una vida feliz. Mira hacia arriba. Camina siempre adelante.
Aférrate a Dios con sencillez y recorre en silencio tu sendero hacia la eternidad, con caridad y con una sonrisa.
Jamás te burles de los sueños de los demás
Enfrenta a los desacuerdos, pelea limpio, no ofendas
No permitas que una pequeña disputa dañe una gran amistad
Jamás te burles de los sueños de los demás
Enfrenta a los desacuerdos, pelea limpio, no ofendas
No permitas que una pequeña disputa dañe una gran amistad
Habla lentamente, pero piensa con rapidez.
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